Gustav Mahler nunca se sintió comprendido.
Incluso al referirse a su música, Mahler era consciente de que el público de su época no estaba preparado para entenderla y por eso su frase
“mi tiempo llegará”
se convierte en profética, ya que, una vez él ya había fallecido, su música empezó a ocupar los escenarios de todo el mundo con gran éxito. Mahler vivió una fuerte convulsión vital y en su obra queda patente a modo de diario personal. La
Primera Sinfonía, “Titán”
nos presenta al héroe capaz de superar las dificultades, incluso de engañar a la muerte. Es el Mahler más vital, joven, que todavía confía en encontrar esperanza.
La
Quinta
es una declaración de amor a su esposa Alma, a la que se entrega en cuerpo y espíritu, como percibimos en el famoso “Adagietto”.